Agridulce

poema de Antonio Liz

Es la textura indolente que tiene como misión enredarte sin salidas. No te conmuevas, y menos trata de soñar, pasiva es la sensación , con un dilema que adivinar. Talvez es aquel de color azul, que vive en el castillo esperando el trono de susecion. Tampoco olvides aquella naranja gemela del mismo sabor, espejo reconocible cuando se trata de tu.

No te olvides de que el protagonista que lleva la flecha del corazón perforado, ese que te hace el favor de enseñarte el símbolo de un amor fracasado . Mientras su día es celebrado, el rojo de mal amor lo adornan con chocolates , orquídeas y hortensias, enriqueciendo aquel premio mayor.

Besos y abrazos te revelan cómo la afortunada, promesas y sueños crean el hombre de tu vida. Tantas delicias que probar, emociones como el confeti llenan tu felicidad, aquello que amortigua tu corazón, invidente es el resultado, olvidándote que cargas en tu bolsillo el signo de interrogación.

El mundo se voltea de arriba abajo, cambiando lo adecuado y necesario. Mientras que la procreación se adelanta, la convivencia se pierde en las cuatros paredes como extraña. Fiel es su misión, no culpes si ignoraste el manual de interacción.

Culinaria es su prestigio, exquisitamente elaborando una gran impresión , es tan simple escoger la especie, y esperar el sabor. Preferible es elegir el caldero adecuado, aquel repelente de temperaturas bajas y altas, no dudes de batir y batir, hasta reconocer que su calidad, exige tu agrado.