Cartas a Moises

Antes que el mundo arda, sálvame de la contaminación colectiva!, de la radiación de los imbéciles
De los pobres, sí, de los que son tan pobres que lo único que tienen que ofrecer es su dios el dinero,
Sálvame de los ancianos que presuponen tener una pizca de sabiduría, y en lugar de ello son sólo hombres mayores llenos de soberbia
Sálvame de los oportunistas, de los desesperados que desean desesperadamente atención,
Sálvame de los hipócritas, amadores de sí mismos!,
Sálvame de los que se ahogan en un vaso de agua, y les apetecen los conflictos, sólo porque en sus vidas carecen de emociones genuinas,
Sálvame de las conversaciones superfluas, de aquellos que solo tienen interés en ellos mismos,
Sálvame de esta maldita metrópolis, sálvame del crudo invierno, sálvame de los hombres comunes!

Sálvame de mi mismo, de mis impulsos desmedidos, y de mi poca falta de atención
Sálvame de mi desinterés constante
Sálvame de mi indolencia en el amor,

Antes que el mundo arda, sálvame!