Tu niña especial

Caminé con la tranquilidad de quien ya perdió toda esperanza.
Bailé entre las sombras, convencida de haber recuperado la razón.
Entonces me tocaste y de a poco me rozó la tristeza.
Maldición, se supone que ya no tenía corazón.

Se suponía que mi pecho estaba vacío,
que las lágrimas se habían ido con el río,
que ahora yo sólo río.
Maldición, ¿cómo me salgo de este lío?

Me gustas, te grité en un suspiro,
de esos que solo escuchabas en tu imaginación.
Pero tú ya estabas en otro sueño,
ya formabas parte de otra canción.

¿Y ahora qué hago yo?
Vivo en un país donde se prohibe comprar ropa interior,
donde debo vestirme en la mañana recordándote,
mientras tú estas con ella, riendo en otra parte.

Aquella que llevarás a fiestas y cenas.
Alguien digno de tu decencia y miradas correctas.
Alguien a quien no le darás un apretón casual en medio de la oscuridad.
Pues será tu niña, una chiquilla especial.