Tu chica insistente

Y es que había olvidado lo que era estar sola.
Me gustaba contarte mis problemas, pero me pregunto si realmente estuve ahí para escuchar los tuyos.
Así que me reinvento, como aquel verano del 2019.
Ordeno mi ropa. Cariño, me compré un mueble nuevo, casi parece tan resistente como para que hiciéramos el amor sobre el. Te habría gustado verlo.
Ordené mi ropa nueva y también la vieja.
Ahí fue cuando me pillé con la polera que usé en mi primer beso, esa de la que no me pude deshacer. También encontré el polerón que usaba la primera vez que me besó alguien que decía quererme.
Aún huele a esa noche, a malas decisiones, al ron que escondía en mi escritorio para esas noches de ansiedad. Dios, tampoco pude deshacerme de ese.
Entonces me pregunté, ¿recuerdas tú lo que usaba la noche de nuestro primer beso? No estoy segura de recordarlo y así no podré quedarme con algo que me recuerde a ti cuando te vayas, porque sé que te estás yendo.
Si lo recuerdas, solo dímelo.
Si te sientes solo, ven y abrázame. Que yo siempre te esperaré, sin importar cuándo, sin importar por qué.
Te amo, siempre te amaré.