lo que no ven los ojos
poema de Flinix
El hambre insaciable de carne,
incitaba a devorar la carnaza.
El cuerpo que todo cree decirlo,
con su pretenciosa sinuosidad,
invitaba desde la distancia al retiro.
Cuando hube de alcanzar al cisne,
se retorcía en graznidos de desamparo,
y esa cruda aspereza del plumaje..
que me alejó de inmediato;
de otra rata que solo viste caro.