El lector

Hoy quiero leer
todo cuanto no lo hice antes,
no se trata de excelsa literatura,
ni de armoniosos antiguos versos,
quiero leer tu fuero interno
quiero leer tu cuerpo.
Pero quiero leerte por fuera y por dentro,
leer tu pelo enredado por el viento,
tus oídos que mis palabras,
mis susurros con celo guardan,
tus ojos que miran mi desgarbada figura
a veces con amor,
otras con lastimosa amargura,
leer tu boca , sensual y hermosa
con su eterno color rosa,
la maravilla del amor que evoca.

Hoy quiero, más que nunca
leer tu cintura,
si pudiera lo hiciera también
con mis manos y mi locura,
porque ella es refugio,
surgimiento y entereza,
me ata, me arrolla
con toda su belleza
y no hago más que sucumbir
ante su encanto,
en sus profundidades
suelo morir.

Quisiera, si es posible
y tu moral te lo permite
leer también tus senos
porque son la fuente de la vida,
de nuestros hijos
su primer sustento,
y como empinadas montañas,
surcan el cielo,
desarman al más recio
de los guerreros.

Hoy quisiera leer tus piernas,
que te llevaron por esos caminos,
largos, sinuosos pero bellos
que nos fueron comunes
y que siguen siendo eternos.

Pero sobre todo,
quisiera leer tus pensamientos
para solo hoy poder comprender,
afirmar con científico acierto
que todo lo que por ti siento
no fue, ni es, cosa de un momento,
es entrega, sin lamentos
es el mar, el cielo y el firmamento.
No es perfecto,
pero si duda es de mi vida
el principal concierto.

Hoy quiero leer tu vida,
con errores y desaciertos,
toda su sombras,
sus mas profundos misterios,
y también con sus brillantes luces,
colores y magisterio.

Porque también, si me dejas,
voy a leerte entera,
que no quede una pizca
por aprender,
y también quisiera
si no es mucho pedir
amarte bajo aquella palmera
después que te conozca
de veras.