Resaca

La copa cuelga del hilo de mis dedos
Igual que sus besos cuelgan del recuerdo que se sostiene a duras penas del brillo opaco de sus ojos.
Los sonidos de su voz también se van apagando.
No le he olvidado a propósito, pasa que las cosas que vagan en mi cabeza, se pusieron de acuerdo para sacarla, son algo así como los anticuerpos que me defienden del dolor (creo que he empezado a producir anti-recuerdos) y de a poco los vomito en forma de olvido.
Aún se mueve algo en mi cabeza, algo que se resiste a morir y usa toda las tretas que tiene a la mano. Me bombardea con los aromas de su cuerpo que logran esconderse, me deja en los ojos; imágenes sutiles de sus formas y su cara se parece a la que trae la gente que se me cruza en el camino y me regala limosnas de amables sonrisas.
Por fin se ha terminado la copa y la botella me besa con ese sabor amargo. No es la primera vez que me pasa, precisamente hoy me estoy curando de la resaca de todos los males que me había dejado la botella; vacía de recuerdos, que dormita desnuda y fría sobre mi cama; debajo de la almohada ha dejado los besos que saque del vaso para echarle mis reproches en forma de hielo.
Extracto de "Amor de un viejo"
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Ciudad de México 22/02/22.
Falstaff