El representante del hombre
El aguila sale del nido
acompañando desde abajo a su pichón,
éste en un intento desesperado de levantar vuelo.
El miedo que en un comienzo a tenido,
con el amparo de su madre abolido,
ha sido tan grande
que tirarlo su madre a tenido.
El aguila adulta ya esplendorosa,
en el cielo nefasto
tirarse en picado ya osa.
Sin miedo a la muerte,
o quedar mal herido,
porque sus alas ferbilmente
fllarles nunca ha podido.
Y si en sus ultimos momentos se encontrase,
tirarse con estrepito y magnificiencia
es lo único que hace,
porque morir moribundo no tiene
y suicidarse con orgullo es lo único que quiere.
Así pues en esa muerte sin dolor,
ahorrarse un sufrimiento de horror.
Es así la vida de un águila,
igual que todo lo que uno quiere.
Crecer acompañado,
apoyar a sus hijos
y verlos crecer;
y tras allí haber estado
no moribundo sufrir, sino con orgullo y estrepito morir.