Llantos de mi Nicaragua

¡Ay mi Nicaragua, cuánto has sufrido,
cuánto has triunfado!
Has oído en las calles el silbido de las balas,
y el estruendo de barriles en tus salas.

Llantos de alegría has tenido,
al sentirte elogiada por tus canas;
llantos de tristezas has vivido,
al mirar tanta sangre en tus sabanas.

Tan hermosa ha sido tu belleza,
inigualable creación de la naturaleza;
codiciada por filibusteros de afuera,
que sólo manchaban tus praderas.

Es tu enemigo principal la guerra,
y tu Himno Nacional la fuerza;
pues aunque la violencia se aferra,
sueles defenderte con cantos y fortaleza.

Himnos triunfales has decorado,
célebres héroes has homenajeado;
grandes han sido sus hazañas,
mas solo uno te defendió de la tiranía en tus montañas.

Lo has llamado hijo predilecto,
aunque muchos no lo acepten por el ego;
pues su nombre es rugido de intelecto,
esperanza que aplaca cualquier fuego.

General Sandino, defensor de la Patria,
se merece tributo, se merece mil gracias;
Nicaragua se aglomera por sus agallas,
al gritarle a los oligarcas;
Nicaragua es libre y soberana.

Cantos de las aves habéis oído,
vientos huracanados habéis resistido;
la muerte impune a tus hijos vendidos,
que no volverán entonando a sus nidos.

Tantos rubíes habéis encontrado,
muchas escarlatas has regalado;
mas un brillante nos has otorgado,
que alumbra como estrella nuestro pasado.

Lo has pulido como a un zafiro,
desde el día en que él nació;
lo llamaste Rubén Darío,
el orgullo de tu nación.

No ha existido entre las poéticas,
Tal alondra como vos,
pues eres entre las Américas,
un arcoíris de voz.

¡Ay mi Nicaragua, no llores más!
Tus dolores de partos del pasado
se han vuelto felicidad,
no más luchas, se vive la paz;
pues tus hijos han ganado,
con valentía la libertad.

("Obra de Poemarios" - Bajo Un Cielo De Luceros)
Fernando Emmanuel Enríquez Sarria