¡Ay, si supieras lo mucho que vales, Hypostomus!

poema de Emil Cerda

En la pecera de la compañía Molinos Modernos, situada en el Ensanche la Fe, en la calle Alexander Fleming, esquina calle 14 de Junio y esquina calle 27, había un pez conserje, llamado Hypostomus.

La dueña del parque dentro de la pecera, la pez globo, llamada Tudita Maldrema, le dijo a Hypostomus, después de retornar de una grandísima reunión con los betas de Arroyo Hondo, lo siguiente:

—Hypostomus, amor mío, ¿por qué no limpias también mi carro? Está todo cochino, y acabo de llegar ahora mismo, no quiero que mis jefes lo vean así, ¿vale?

—Está bien, jefa —le terminó dicho Hypostomus, después de la proposión imperativa de su tierna jefa.

Varios empleados del parque San Martín (así era el mote de la empresa) pasaban alrededor del conserje pez que hacía su labor. Se paseaban mofándose de éste, diciendo a coro:

—¡¡Ja, ja!! ¡Qué se siente ser conserje?, ¡qué se siente bregar con mierda?, ¡qué se siente tener un sueldo mínimo de diez mil dracmas?, ¡qué se siente tener que limpiar todos los días y que tu trabajo sea tan fácil y agotador?

Hypostomus los miraba con furor, y se iba do aquel lugar.

Lo hacían una y otra vez. Hypostomus comenzó a enfadarse y a decirse a sí mismo por qué vivía una vida tan miserable, siendo un simple conserje, que no ganaba casi dinero y que, según Modificación de la Conducta, de Garry Martín, necesitaba de un reforzador social para sentirse mejor. Lloraba y se lamentaba cada vez que tomaba el trapo y limpiaba la pared de la pecera.

Pasaron varias hebdómadas y sus compañeros de trabajo volvieron a repetir el maltrato. Se reían y decían las mismas dicciones. Hypostomus no sostuvo más los llantos, y se fue prontamente del establecimiento.

La jefa, Tudita Maldrema, y ninguno sus empleados no notaron la inexistencia significativa de Hypostomus en la empresa, dado que su labor significaba higiene, e higiene significaba salud, y la salud representaba presentación. La pecera se fue poniendo asquerosa, verde, llena de suciedad y cada vez más se pegaba en los interiores de los columpios, subibajas, sillas y demás elementos parqueales.

Todo con una simple tos que a los quince días se convirtió en Tuberculosis. Todos pedían a súplicas el retorno de Hypostomus. La pecera y el parque se llenaron tanto de sucio que no quedó ni un pez y ni un objeto que pueda ser recuperado.

Moraleja: ¡No te quejes por cuál cargo ocupas! No digas nunca: "Soy una simple secretaria". ¡¡No!!, ¡¡¡estás equivocada!!! Eres la secretaria más eficiente y más importante de la empresa, ¡¡porque sin ti, no se reciben documentos!!; ¡¡porque sin ti, quién atendería a las llamadas para tu jefe!!; ¡¡porque sin ti, no se atenderían a las visitas!!; ¡¡porque sin ti, no se archivarían documentos!!; ¡¡porque sin ti, no se harían cálculos específicos para tareas específicas!!; ¡¡porque sin ti, nadie estuviera tan pendiente y tan preocupada por la tramitación de expedientes!!

Es decir: vales más de lo que piensas. A Hypostomus lo único que le faltaba saber es que su cargo es uno de los más relevantes en una empresa, ya que sin limpieza y mantenimiento hubiera mal olor, pérdida de fuerza y cambio de color; y que también su existencia misma en la empresa representaba estabilidad ambiental.

Una empresa sin empleados, no funciona; un jefe sin empleados, no es un jefe; un jefe sin secretario, no tiene organización; un chofer si un cobrador, poco dinero se llevará; un colmado sin delivery, ¿quién irá a comprar? O sea: ¡¡deja de estar minimizando tus obras de arte comparándolas con las de otros!! Sí, eres un conserje, ¿y...? Cada quien se necesita, si no fueras importante, no te contratarían.