¡Ven!

Ven...

Hazme cómplice vagabundo
de tus sueños más hermosos.
Hazme sombra traslucida
de tus ojos maravillosos.

Deja tomarte de la mano
y llevarte a las alturas.
Deja ser cómplice
de todas tus travesuras.

Hazme tu diablo del manzano
que te lleva a la Sapiencia.
Déjame enseñarte
la alquimia de mi ciencia…

Permíteme ser tu tentador
y ofrecerte la manzana.
Déjame ser tu orador
y soñarte como a mi amada.

Hazme tu diablo
a la par de un ángel.
Y hazme el amor
mi hermosa piel de arcángel.

Déjame soñar entre
la diosa enredado en sus brazos.
Déjame gozar con el perfume
meloso de aquellos alabastros.

Permíteme ser alfa y omega.
Déjame convertirme en el cáliz
transmutador de todas tus quimeras.

Pero sobre todas las cosas;
déjame ser Zorba el Griego.
Ser yo mismo, y jardinero.
De esa plantita que cuido y riego.

Déjate ser tu misma…
Musa y hembra.
Sabía y reina.
Flor, Nereida.