Lo he intentado...madre

La fuerza de lo que no admites,
de lo que no dices,
se ciñe en los músculos
de tu mandíbula
y no te dejan expresar,
¿Pero hasta donde se aguanta?

Tiraste la cuerda a más no poder
y ahora que todo se fue por las cañerías,
que rompí el silencio
y me libré de tu sometimiento
mental,
que intentas recuperar
bajo cualquier forma
intentando manipularme.

Has creído
que por ser amable,
me podías pasar por encima,
que podías hacer de mí
a tu antojo,
en tus discursos
llenos de reproches,
de pagar todo lo que hiciste por mi.

¿Hasta cuando me lo reclamaras?

Según tú,
¿Cuándo comenzaré a vivir mi vida?
y me enredas y tratas de enredarme...

Te devolví hasta donde pude
y dices que jamás te traje problemas,
que soy un buen hijo,
entonces,
¿Por qué quieres seguir tirando
de la cuerda
y manejarme con cuerdas?

Vives enojada,
en un mundo de angustia
de lo que no puedes obtener
y no puedes ver lo valioso
que tienes y has obtenido,
y porque no has tenido
una buena crianza,
tenemos que aguantar
tus emociones encontradas
y desencajadas,
siempre sufriendo,
por lo que no tienes
o no has tenido,
sin valorar lo bueno
que la vida te ha devuelto,
y tu pesimismo
es la tierra futura
a la larga o a la corta
de tus proyectos,
y te preguntas
porque te sale todo mal,
y te quejas de todos los problemas,
verdaderos e inventados.

Me dan ganas de llorar,
al no saber que no confio en ti,
y vivo a la defensiva
pensando en atajar
tus negativos augurios,
siempre asociando
un hecho bueno en tu vida,
con algo malo
a más no poder,
aunque todo cuadre bien
y diciendo que tu felicidad,
sería la infelicidad de otro,
como regla matemática.

¿Te gustaría mi infelicidad?
¿Eres feliz cuando otro es infeliz?

¿Cuando dos personas se aman,
la felicidad de una,
será la infelicidad de la otra?

Me he convertido
para ti en un número
para tus intereses frívolos,
ni piensas remotamente en mi felicidad.

Y otra vez te quejas
de los problemas que no puedes solucionar
y que ni has intentado hacerlo,
y ahi me separo de ti,
y me miro a mi mismo,
enorgulleciéndome porque puedo decir
"Sí, lo he intentado",
no salió como yo quería,
pero nadie me puede sacar
la satisfacción de poder decir
"¡Lo intenté, lo intenté,
estoy orgulloso de mi!"