Palabras de Amor

Te he visto en la primavera de tu vida, caminando por los suaves montes de mi cama, viniendo a ella como una estrella que la ilumina.
Porque brota tanta luz de tu cuerpo que creo que he muerto y renacido en el cielo.
Deja de cegarme con tanta belleza,
No sonrías mientras te pruebo con los dedos que tiemblan por darte su cariño.
Tampoco vengas en silencio a mis brazos porque no podré zafarme de ti.
No sabes que eres una droga que ataca mi piel con sus besos de miel que me envenenan el ser.
No me permitas beber de tus pechos,
Tampoco asentarme en tu vientre,
Se sentirá tan bien que voy a quedarme allí para siempre.
Comprende que no estoy preparado para tu sonrisa benigna y mucho menos para tu actitud de sumisa.
Será la última vez que le haga una misa a tu figura bendita.
No, no creo en los cielos.
Pero con esas curvas exquisitas creo que me espera la gloria infinita.
Me alzaré por las nubes de tu ser, y me hundiré en tus fauces de mujer.
Siento que no puedo envejecer cuando bebo de tus labios el elixir del edén.
Escucha mi pecho, deposita tu rostro allí y siente como lo agita la tormenta de la pasión mientras me salta el corazón.
Rompiste el caparazón con el que me protegía del espíritu del amor,
Y ahora has causado el dolor de amarte con mi alma y su ardor.