Bis.

De madrugada, se despierta el saco de huesos.

Va, escucha melodías en un reproductor que en algún momento estuvo de moda, canciones que momentáneamente lo llenan.

Pasan las horas, con un cigarro en la mano, sigue escuchando melodías.

Sentado en la acera, ve todo el vaivén de la gente. Gente sin expresión, con el alma apagada y atada a un efímero sueño. Se apaga el cigarrillo.

Acaba el laburo, va a la choza.

- ¿Todavía con vida?, se pregunta el mismo.
- No hay de otra, ¿o sí?
- Solo la señora muerte, se responde.
- No, en su momento ya llegará, se dice.
- Solo Ele salva mi vida. Termina la auto conversación.

Fin de la jornada.

Bis.