Un par de ojillos verdes.

poema de Atlayxes

Se va acercando la noche una vez más.
Y yo sigo aquí, enamorandome inevitablemente de lo fugaz. De lo perdido se podría decir.
Me ilusiono tanto con el qué podrá pasar, incluso más que con el qué está pasando.
La ansiedad me carcome la piel y me hace querer saltar y alcanzar la luz del cielo que apaga totalmente el sol,
Dejandonos a la deriva y a nuestra suerte,
Sin sol que ya vio a su luna y conmigo que no sé a quien demonios espero ver.
Me gusta muchísimo lo imposible, lo difícil de alcanzar.
Lo que te hace caer, resbalarte y tropezar una y otra, y otra vez.
Me gusta todo aquello que se que va a doler. Todo eso que inevitable, y naturalmente, está hecho para hacerme daño a mí.
Hay un par de ojos en la penumbra que me acechan y desde anoche no consigo quitármelos de la cabeza, por más que piense en otras cosas,
Por más que le ruegue,le implore y le exija mudarse de mí y mi cabeza que no consiguen por si solos echarlos por ellos mismos.
No importa cuanto los persiga ni cuántos seamos, parece que esos ojos olivo se mueven de un lado a otro, con mi mirada persiguiéndolos todo el tiempo.
De aquí para allá, sin parar. Me guiñan el ojo, me hacen sentir incomodidad dentro de mi ser.
Y grito fuertísimo y me jalo del cabello hasta arrancarme algunas mechas, y rasguño mis brazos y decido dejarme heridas a ver si con eso logro que los ojos ya no me sigan,
Y me dejen dormir de una vez y me dejen comer y me dejen beber.
Que ya no me prohiban hacer lo que antes sin pedir permiso normalmente hacía. Que ya no interrumpan y adueñen de mis sueños, que me dejen pensar en otra cosa que no sea en ellos.
Pero que bonito par de ojos verdes.
Y aquí voy yo, ilusionándome de nuevo con lo invisible, con el aire al parecer, porque ni en mí ni aquí hay nada concreto.
Me suelo enamorar tan ocasionalmente de ojos bonitos, caderas que se mueven de un lado a otro exigiendo la mirada de todos, de labios redondos y esponjosos y de almas vibrantes.
Por esta ocasión, aunque no les guste, lo que me quita el sueño son esos ojos verdes, que aunque nunca más los vuelva a ver, los dejé bien guardados en mi memoria.
Por si un día hacen falta y me pierdo.