COBARDE
Y todo esto fue tu culpa,
de tus manos temblorosas,
yo llevé los dolores que no supiste sostener.
Fui la montaña firme,
tú, el viento que huía.
Tardé en comprenderlo,
porque me culpaste,
porque en tu niebla fui yo la desquiciada,
la que en sus sombras veía girasoles,
la que oía el murmullo de que "valgo el esfuerzo".
Porque nunca lo dijiste en serio.
¿Le dices a ella lo mismo?
¿Le haces cargar con tus cadenas sutiles,
con tus deseos escondidos entre suspiros?
¿La harás sentir especial un tiempo,
para luego llamarla otra "loca",
como a otras como yo?
Sabes dónde posarte,
olfateas la fragilidad,
y cuando el alma ya no es dócil,
te cansas y buscas otra orilla,
necesitas el poder que en la vida real
no tendrás.
Te entiendo,
por eso me la presentaste,
por eso jurabas que solo era una amiga,
por eso decías "no me atrae".
Te entiendo,
niño que juega a ser fuerte,
porque fuera de tus juegos,
sin máscaras,
el mundo te es demasiado grande,
y en tus pequeñas conquistas,
se esconde tu miedo más profundo.
Comentarios & Opiniones
Muy buena obra, saludos.
Así las cosas del amor, la fidelidad casi que es una fantasía, el verdadero amor y leal se está extinguiendo, un placer la visita, buena obra, repleta de sentimientos y frustraciones, abrazos cordiales, bonita tarde.