A TRAVÉS DE LA VENTANA.
En la circunstancia del ambiente,
una ventana transparente me aleja de las calles inexactas,
del vórtice mismo, de la rotación de personas casi moribundas.
Entonces, sacudo la cabeza y regreso a la cuadrícula del flujo laboral.
Y ahí, la ambivalencia ya es cuestión de mis sentimientos,
de mis letargias, de mi humanidad.
La procrastinación resalta, y la vocación es solo una expectación de mi sitio.
Pues las horas son un litanesco concierto, un continuum sin forma.
Entonces, el tiempo es cuestión del silencio y del vacío.
Ahí, mis pensamientos van a la deriva, buscando una brújula que los oriente.
Y me pregunto si navegar en este cubo de cristal tiene puntos de naufragio,
o si ya soy una nave hundida luchando contra el peso de lo inmutable.
No lo sé, no lo sé.
Afuera quizá hay una respuesta,
donde mi alma cansada escudriñe las rendijas abiertas
y, como un susurro caliente, escape de estas fauces
y se mezcle en la danza del caos, en la vorágine, en la calle.
Quizá desde ahí pueda mirar los cerros, los bosques.
Quizá desde ahí pueda mirar el cielo.






Comentarios & Opiniones
Caballero, vuestras leras atrapan al espectador que se adentra una a una, en cada estrofa lograda.
Reciba cordiales saludos.
Estupenda descripción, esa sensación de encierro entre paredes de cristal, con la rutina diaria y esas ansias de libertad que arrastra la vista hacia un caos callejero ruidoso, pero vivo, en movimiento, con sol, con cielo y más .. Un placer la visita
Agradezco el que puedan haber introyectado un instante las letras de este poema. Saludos cordiales.