Alcohol bendito

De la mirada frecuente,
de lo escuchado,
de la mierda fresca,
de lo condenado,
la risa inanimada,
la fiesta quebrada,
las razas estimadas,
la rabia curtiendo
el enorme enojo de un dios carcomido,
uno que espera en una mesa de noche
iluminado con una velita,
colmado de trabajo:
pedidos y pedidos,
ruegos y demás...

Un enorme círculo rojo
adorna un cielo que
ha olvidado el favor divino,
y cae adormilado
poco a poco en un mar febril...

Estamos debajo,
suspendidos en un emotivo trayecto de espacio,
cabalgando el minuto que dura
la intensidad de ese resplandor...

Estamos rayando el suelo
que pisaron ayer nuestros ayeres...

Estamos tratando de hacer fuego con el dilema
de no caminar,
de no correr,
de lamer la herida de antes de ayer,
o dejarla sangrante,
sintiendo que ese rojo
nos dice que aun estamos vivos...

Qué estamos gritando la última fecha,
el último segundo antes de ser noche,
una noche larga que mece los astros,
nos los muestra,
nos fabrica tiempo de cuna,
nos hace abrir los ojos ya sin asombro,
sin error...

Una noche larga sin enfados...

Sin la rabia de un gastado creador...