Barco a la deriva
El reloj no distingue de quienes estamos en batalla por no perder la vida, lo poco que conocemos de sus manecillas no lo han enseñado en el colegio y como administrar los segundos es aprendido por la vida, mientras se recorren los grandes pasos.
Pero que vale la vida cuando no encuentras el horizonte del barco y vas perdido en altamar, que valen los fractales de la divinidad cuando vivir es a cambio de unas monedas.
Soy una caprichosa de la vida, el día que fuí elaborada debió haber sido en contra de mi voluntad. Caprichosa que camina por los andares de la ignorancia y del conocimiento. En este espacio de tiempo no tomo las cosas con calma, todo va deprisa. Todos corren buscando algo y yo he encontrado parte del tesoro pero no sé como acomodarme en medio del desierto, de la tempestad y de los distintos escenarios desoladores de la juventud.
Los mejores años son entorpecidos por la corriente del mundo, todo el malestar por el suceso desencarnado y la suerte no ha tomado las riendas. La posesión de esa hermandad que por cualquier razón se ha perdido.
Me angustia no ser salvada a tiempo de mi propia mente, todos huyen de si mismos y yo enfrentada a mis miedos sin una espada, fue una batalla que empezó cuerpo a cuerpo y el alma ya consumada por las horas donde todos hacen de las suyas. El malestar en la noche me acobarda y en la madrugada se lleva partes de mi.
Comentarios & Opiniones
Que hermosa obra poética , que demuestra el valor de la vida . Saludos cordiales caro