Amazonia

Era la náusea en mi hipotálamo
de sobredosis líquida.
Codicia por el éxtasis.
Gozo entumecido.
Era un olvido prestado;
la inflingida candidez.
La abusada inocencia
ante el tiempo deceptivo.

Y el ciego comulgar
un sacramento ante el tedio.
Rebelarse ante la muerte
en un monótono rito.
Y acabar, en la conciencia
en laberíntico encierro.
Terminar en la apatía.
Y otro hartazgo geométrico.

Perderse; y evadirse
en un efímero mantra.
Conectar, a una divina
palabra que no llega.
Dudar, de a cúal de los instantes
corresponde;
obtener la respuesta
del aberrante coma.

Dejarse enloquecer
por la terrible evidencia.
Los lóbregos jaguares,
me esperan acechantes.
Escapan como el éter
de colmenas puntiagudas;
flotan de ventanas,
que sólo arrojan sueño.

Aquella es la embriaguez
de quien al día aguarda.
Y el día, el artificio
de quien libre se proyecta.
Y libre, lo que al hombre
entre la nada lo aprisiona.
Lo desata; y lo empuja
a la salvaje Amazonia.

Comentarios & Opiniones

La Dama Azul

Caballero, la lectura lleva al centro de escenario cubierto de imágenes sugestivas capaz de crear mundos nuevos.
Guardo lo anterior en mi baúl.

Reciba cordiales saludos.

Critica: