Solo se muere una vez

SOLO SE MUERE UNA VEZ
(Hagámoslo con clase)

Basado en la marea de albo espumajo
me pareció una noche enloquecer
a más marea, más locura.
Culpable la luna de brillo nimba
acechó a mi cordura al más no poder
es así,
no asoman los ángeles cuando todo está bien
en mi estado, atrae la tristeza a la muerte
tan fácilmente.
En eso y una vez, morir quería...
Amada la bala que lo haría
y antes de nada, oí una voz atrás mía.
—No es tu alma —la voz decía.
Impoluta, creó presencia la muerte.
—No suicides lo no tuyo —dijo, esta vez.
De qué manera aquel ser de incorrupta esencia
invadió el lugar, de mi hogar.
—Elige tu condición, o regalo que te ofrezco
a cambio no termines de vida
sea yo, amo de los muertos, el poderoso ejecutor.
Mientras tragaba saliva al son de pasos cabales
la muerte se acercaba
cada paso, levemente podía aguantarlo
sin olor emanada la visita me apestaba
y al volverme, la vi.
Sin semblante, su rostro permutaba
cual espejo embriagado
y al mirar terminé de enloquecer
dando furia a mis demonios
Mis andrajos envidiaban a la bien vestida muerte
de escogido traje en hueso marfil.
—Requiero el disfraz que engalanas —exigí.
Apenas mis palabras sí escucharon eco
tras el cambio concedido...
agarró mi mano la muerte presionando el gatillo
así, gastando mi alma.

“Cuentista 2020”.