Sabor a mar.

poema de Luit Pold

Naufrago en la playa desierta de tu indiferencia y de todo aquello que haz olvidado, granito a granito, suspiro tras suspiro, pues bien, dicen que la novena ola es siempre la más devastadora, pero claro eso no aplica cuando el agua se ha secado y solo queda esperar a que llueva o en su defecto granice, y no tenga otra opción más que cubrirme con las manos todos aquellos golpes que quizás merezca y tú seas la principal encargada de esta tarea, y entre golpe y granizo observar el infinito océano que alguna vez llevo nuestras manos por encima de cualquier horizonte, y el sol luchando con los últimos suspiros de luz entre los dedos, las gaviotas volando a nuestro lado para fundirnos con el cielo.
Y ahora, estoy aquí ahogándome con la arena de un castillo que se derrumbó por falta de cimientos, de esfuerzo, porque creímos que duraría para siempre y lo dejamos a la deriva ignorando el nivel del mar, el deterioro del tiempo, y todo aquello que le rodeaba, pero eso ya no importa, ahora que no queda un tesoro por descubrir, ni una equis varada en cualquier coordenada de algún mapa, buscare con paciencia la almeja que guarde dentro la mejor perla, para así llamarla cariño, mi vida, para hacerme uno con la codicia y otro con la ambición, y a pesar del tiempo no acostumbrarme al sabor de la sal.