La princesa de los ojos café amargo. Primera parte. Demencia.

poema de Luit Pold

Era yo en una tarde cualquiera, sol y luz en la cara,
se respiraban las margaritas y el inconfundible aroma a libertad en cada esquina,
las paredes ya no eran grises, si no, azules, blancas y algunas rojas,
de las fuentes brotaban sonrisas inundándolo todo de ternura y besos de buenas noches,
la tristeza era de las rocas y también de los olvidados,
ojos iban y venían como si estuviesen bailando, sin saber a dónde o cuando iban a regresar,
el irritante peso de las dudas estaba ausente, como ausente estaba mi dolor,
la tierra parecía complementar a mis pies, los arboles arrullaban a sus hojas,
las aves caían en pique y sin tocar el suelo volvían a subir,
el viento se aferraba a mis brazos como un niño desprotegido,
como la vida ante la muerte, como el último beso,
el humo exhalado de cualquier otro, parecía un alma incomprendida,
las palabras de cualquier otro, se oían por debajo del agua, por encima de todos.

Estaba yo una tarde cualquiera, despojado de imágenes, mente en blanco,
apreciando la cautela de un sollozo que parecía propio,
una herida que hace tiempo había olvidado,
un trueno sin ver antes la luz,
el paladar seco de ausencia, las manos temblorosas de necesitarla,
un miedo que se sumaba a otro,
algunos planes, aquellas promesas, el suicidio de una lagrima,
un recuerdo, un sabor,
casi tan lejos, sin rozar el infinito,
ahí está ella vestida de destrozos,
con su boca caramelo macizo, sus brazos hechizo,
sus manos seda, ojos humeantes cafés,
ojos humeantes amargo, cabellos obsidiana
la piel de un blanco prohibido y tétrico,
era ella,
era…
… mi princesa…

Comentarios & Opiniones

Joelfortunato

Saludos cordiales. Su obra es interesante y con un especial mensaje reflexivo y sentimental con un lenguaje cristalino y un marco artístico de buen ritmo y grato estilo. Felices fiestas y un mejor año nuevo tenga en su vida junto a su familia.

Critica: