Odio y vacío

Y hoy he llegado a la conclusión de que le odio.
Le odio porque en mis sueños veo sus ojos negros.
Le odio por su hermosa risa que no volverá a ser mía.
Le odio porque siempre me hacía feliz.
Le odio por que todavía escucho su voz, aunque sé que no está conmigo.
Le odio por aquellas interminables conversaciones que tuvimos y que no se repetirán más.
Le odio por esos momentos que pasamos y que aunque quiera no logro olvidar.
Por aquellos momentos en que nos sentábamos a ''hacer nada''.
Le odio porque lo extraño.
Y, sobretodo, le odio porque lo amo y porque sé que él ya no me necesita.
Pero quizá no le odio a él.
Quizá a quien odio es a mí misma.
Por no valorarle cuando estaba a mi lado.
Por no ser capaz de hacerle feliz.
Por seguir incomodandole con mis tonterías.
Por no darme cuenta de que algo estaba mal.
Por no saber cuando hablar y cuando callar.
Por querer estar a su lado.
Por fingir que no me duele cuando estoy muriendo por dentro.
Pero, sobretodo, me odio por amarlo y no querer dejarlo ir.