Reunión en el paraíso terrenal

poema de clauverso

Estaba ahogado, con mis pies congelados y el pecho caliente, sentado en una silla que apenas lograba resistir mi cuerpo. El sol me daba de frente, pero en invierno, el sol desfallece y solo se levanta para recordarnos que aunque hagas mucho y logres demasiado, nada importará, pues el sol es vida, si no los ves más, entonces, ya no estás.
Allí estaba, medio vivo, algo caliente y un poco frío. Eso no fue impedimento para sentir que era el momento de abstraerme del mundo y las sensaciones. Cerré mis ojos y el sol iluminó mi oscuridad. Allí la vi, dónde se unen los complejos más grande del ser humano, allí estaba ella, esperándome. Estiro su mano y me guío hacia la costa de alguna isla hermosa, y bajo una palmera, me abrazaba y me sonreía. Yo no decía nada, ella decía todo. Varias veces me dijo que debía sanar mi alma, y lo repetía cada vez que algo me decía.
El mundo me llamaba de vuelta y me resistía a volver, el sol comenzó a quemar algo más fuerte y supe que no quedaba mucho tiempo. Ella notó que debía irme y volvió a repetir que debía sanar mi alma y que allí siempre estaría esperando, cada vez que cierre los ojos ante aquel sol frío de invierno, ella aparecerá en mi oscuridad e intentará sanar mi alma, siempre y cuando, yo obtenga el valor para permitírselo.

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