ERES MÍA MADRE

Con denuedo susurra la tinta
se extiende el papel, por un breve discurso.
Perpetua existencia de la vida
naturaleza sobre abundante, la más pura
para el resuello del hijo.

Mujer, antes de todas, mi Madre.
Es toda una cadencia del verso,
la musicalidad del poema...
Capitana del amor entrañable, del que trabaja
aunque vientos la retrasen.
¡Oh, Madre significativa!
tu nombre es el de las hadas
de las mariposas que se engalanan...
con espíritu de nobleza, en el lenguaje caído del paraíso.
No te alejaré de mi vida, mi gentil rosa,
de tez inmortal, de riachuelos que cantan sus hazañas,
que rinden ternura;
que orquestan una canción.
“Eres mía Madre”.