Presencia de la luz
Un día y no se cuando, me abandoné
A mí y a mi presencia
si alguna vez tuve una
Una día y no se cuando comenzó a amanecer y las horas se detuvieron
Y la gente se abalanzó alrededor
Y los libros cerraron
Y los versos se callaron
Y yo me abandoné.
Pero casi todos los días, y consiente del cuando
En mi oído como alma que nunca quiso descansar
Susurra la presencia de la luz para que la mire
Filtrándose por las minucias de mi entorno
Luz bailando en el vaso de cristal extraño
Luz invadiendo el vapor de la ducha recién tomada
Luz recostada en el suelo de la siesta
Luz entre los dedos
Luz sobre ventanas de la calle más odiada, embelleciéndola.
Un día y no se cuando, me abandoné
Pero el alma que no descansa siempre está aquí
Y me recuerda a mí estando en mí
¿Cómo me quedo aquí para siempre?
Aquí donde estoy para mí
La gente se pierde
Los libros se abren
Los versos se responden
Aquí donde solo estoy yo y la ilusión de que ese día olvidado nunca pasó.
Comentarios & Opiniones
Interesante, pero...
¿Sola?
Mmmmm...¿Verdad?
A ver, a ver, hagamos cuenta que sí, aunque seguramente,...la luz testigo de lo cierto.
Saludo y buen abrazo.
Hasta siguiente publicación.