Amor

El amor es la cosa más violenta que existe, impredecible, volátil e impulsivo.

Es tanto así, que ignoras tus instintos más básicos de supervivencia, pones tu integridad en peligro solo por proteger y ver feliz a ese ser que amas, incluso si no es contigo.

El amor es distancia, el amor es cercanía, el amor estar presente y también, aunque duela, no estarlo.

Va y viene a su antojo, haciendo brincar hasta tu última célula y matando a todos átomos en un instante.

Es lejano, es una herida profunda que solo la sientes por debajo de tu piel y no puedes sanarla.

Es infalible, inevitable y fulminante, habita dentro de ti sin pedir nada a cambio ni permiso, pero, se lleva todo lo que fuiste cuando se va.

Te ahogas en tus propios pensamientos y no te lo puedes sacar de la cabeza, caen mil rayos en el mismo lugar y aún no te sientes lo suficientemente energizado como cuando el amor llegó.

Es una noche tranquila y fresca que te hace ver la estrellas y así como ellas, el amor no brilla, arde, se consume poco a poco y sin combustible estalla en una supernova de recuerdos y experiencias pasadas y que solo comprime tu corazón hasta hacerlo tan pequeño y pesado, que su propia gravedad arrastra todo sin dejarte tomar lo que más atesoras.

El amor no es el presente ni el futuro, es el camino que dejas atrás y que volteas a contemplar para ver todo lo que han recorrido juntos.