LEYENDAS DE UN FAUNO (2)

La Dama Perdida (última parte)

La tenía frente a frente; pues su aspecto
me provocaba miedo y temor,
que algo extraño empezaba
a manipular mi cuerpo, donde el frío

incrementaba mis nervios
y su mirada me daba desprecio.

Pero sin bajar mi guardia
prosigo a dominar mi cuerpo y alma
para combatirla y exterminarla.

De repente su voz yo escuchaba,
diciendo que el gran dragón rojo
a la dama perdida la deseaba.

Mi odio aumentaba y un grito
a los vientos expulsaba
que me llené de fuerzas
para lanzar una flecha en llamas.

Pero su rapidez la logró esquivar
usando su cuerpo para después atacar;
caigo inconsciente sin darme cuenta
que un segundo ataque me afectó de gravedad.

Su fuerza era letal, un enemigo de respetar.

Mi anhelo se iba a la deriva,
ya casi no tenía energía,
mucha sangre de mi nariz
y boca salían que este fauno
de la vida se despedía.

Que pena de no poderte salvar dama mía,
que pena no poder continuar y volverte a ver
reina de mi corazón y de mi propio don.

¡Jamás desmayes! caballero leal,
¡jamás desmayes! príncipe de las melodías,
eres un fauno que le da alegría
a esta triste vida.

¿Estaba delirando?
¿o era real lo qué estaba pasando?
alguien me hablaba y eso me alentaba,
era ella la princesa encantada.

Caminaba entre los árboles,
¡que linda!, ¡que elegante!
su cabello era rubio y ondulado,
su sonrisa me daba encanto.

¡Oh, caballero mío! me has encontrado,
es hora que me liberes del imperio malvado
ya que ese dragón quiere la eternidad
para ser el más despiadado.

Tu fuerza se regenera con tu misma pureza,
solo usa tu inteligencia y así
vencerás a tus enemigos
mi músico preferido.

Palabras de aliento lograron darme valentía
y en ese momento de un flechazo
vencía a la bruja maldita.

Logrando obtener el blanco,
el fuego ya la estaba quemando.

Al fin mi primer objetivo alcanzado.

Pero de pronto el bosque estaba temblando
y un nuevo enemigo se aproximaba tan rápido,
no podía muy bien observarlo,
no sabía cómo atacarlo.

Paso tras paso se escuchaba
a través del eco que un gigante de piedra
secuestraba a mi reina.