EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS

El Valle de los Huesos Secos
En medio de una noche lóbrega
mis penas deliraban a través
de la soledad y las sombras,
de la agonía y desdicha.

Caminando junto a la niebla
sin descifrar aún, a qué
me enfrentaba o dónde
me encontraba. Pues, decidí
proceder mi marcha.

No había absolutamente nada,
y sin poder acrisolar mi alma,
mi fin se acercaba sin saber
realmente en dónde estaba.

Era un mundo lleno de ira,
un mundo de guerras
y falsas doctrinas,
un mundo plagado de politiquería.

Los paisajes no existían,
el ambiente era pernicioso
oscuro y tenebroso.

El silencio rodeaba
en un valle donde las tierras
ya no eran fértiles
y la pobreza acechaba
a la miseria quien era una reina.

Lágrimas de niños indefensos
aún estaban impregnadas
en sus tiernos huesos.

¿Se acabó la esperanza
en este pueblo?

La ignorancia no puede
prevalecer sobre la cultura.

Las riquezas se las obtiene
con nuestra inteligencia y
nuestro deseo de superar
los límites, para destruir
al conformismo de una
costumbre mediocre.

La luz de la esperanza
se refleja como la llegada
de un ángel para renovar
a través de un hombre

que sea capaz de resucitar
a nuestro pueblo
que se ha convertido
en el valle de los huesos secos.