Volver.

Entre los dedos suave se resbala,
cubre la cuarta mojando la quinta,
ese compás que muerde y que se clava
mientras que todo fuera desafina.

Somos esas cositas que bebemos
y aquí del grifo sale agua del mar,
la religión sin nombre ni apellido,
entretelas de arena y aguasal.

Te escondí tan profundo y bien los besos,
esos que dejan gusto a pasodobles,
que cuando quise un día recogerlos
no los pude encontrar, no supe donde.

Borré tu nombre de mujer del mío
y hasta cambié mil veces de guitarra;
ha sido insoportable este castigo,
necesitaba regresar a casa.

Y aunque no tengo ejército ni patria
ni más himno que el mar y el oleaje,
pienso saltar de noche la alambrada,
hoy encontré tus besos por la calle.