El Juego
poema de Rocinante de la Mancha
Vamos, cuenta hasta tres,
a regresar a nuestro juego de ajedrez.
En el cual cortas mis dedos,
mientras yo degüello tu cuello.
Vamos, que la noche es larga,
y nuestras vidas se nos escapa.
Tú serás la luz,
y yo el abismo,
consumidos en un duelo eterno,
que se cautiva en un momento.
Vamos, el que gane manda,
pero no invita a la cama.
Yo seré el huracán que arrase con tu cuerpo,
y tú el incendio que quemara mi pelo.
Al final y al cabo, ninguno ganamos,
y por eso es que te amo.
Tu mujer, perdida en lo amargo
y yo hombre, víctima de lo profano.