Huella Imborrable

Te vi de nuevo, como un eco del pasado,
y los recuerdos emergieron, como las olas en la playa.
Mi corazón, terco y leal, se negó a olvidarte,
como un tatuaje en el alma, indeleble.

El tiempo, ese cruel maestro, no perdona,
y mis ojos, como buscadores incansables,
siempre están en busca de tu mirada,
como dos estrellas que se reconocen en la noche.

No merezco mirarte, lo sé,
como un pecador que ruega al cielo por redención.
Las huellas que dejaste en mi piel y mi ser, persisten,
como marcas de un amor antiguo.

Mi corazón, como un reloj que vuelve atrás, palpita,
como aquellos tiempos, cuando la historia
aún se escribía con tinta fresca,
y tú y yo éramos los protagonistas.

Por mucho tiempo, creí que te había olvidado,
pero el amor, como un fantasma, se aferra.
Nunca volví a amar con la misma intensidad,
porque tú fuiste mi única tormenta y mi calma.

Nos volvimos extraños, como dos líneas paralelas,
y la lealtad que nos juramos, como un pacto sagrado,
aún vive en mi vida, en mis sueños,
como un susurro que me acompaña en la oscuridad.

Cada quien siguió su camino, como dos ríos divergentes,
y esa persona te hace feliz, lo sé, como un testigo silente.
Pero mi corazón, egoísta y terco, sigue deseándote,
como un náufrago que anhela la orilla.

Convertir este amor en odio, como un hechizo,
es imposible.
Duele, como la primera vez, y mi corazón,
como un niño herido, busca remedios en la noche, en los sueños.