DE: TRESCIENTOS SESENTA Y CINCO VERSOS Y OCHO PALABRAS DE AMOR

Deja que sea mi canto el que pida;
al circundante mundo de colores,
que persigne al cáliz de las flores,
para que el amor triunfe de por vida.

Déjame sembrar mis mejores versos,
en el vivero de tu melodía;
para rendirle al amor pleitesía,
como al supremo todo el universo.

Deja que las artes del los maestros;
llene tu espíritu de sinfonía,
como se harta la iglesia de alegría,
cuando todos rezamos el Padre Nuestro.

Déjame arroparme a tu esencia;
para levitar con tu fragancia confundido;
como lo hace el orgullo encendido,
sobre el sabio al coronar su exigencia.

Deja que madure sus frutos la vida;
para colmar las copas de ensueño
y ebrios de amor sentirnos dueños
del cielo y la tierra como el Rey David.

Déjame abrazarte a la luna llena,
y con los labios desgranando besos;
para colmar los tuyos de embeleso,
como lo hace el rocío con la azucena.

Deja que el silencio absoluto aumente;
para que tu latir regocijado;
se amplifique febril y emocionado,
cual cascada al recibir los torrentes.

Dejémonos de ser indiferentes
teniendo colmadas las arcas de amor.
vitrina hartada de obsequios y color