Fábrica de arte

En este instante, momento en el que me hago distante,
las vociferaciones no acertando generan muchos nudos,
voy más adelante, futuro en el que me siento tan parte,
los parloteos no acabando en ese imaginar ya continuo,
se rompe el romance entre el artista y su propio arte.

La obra no se manifestó al no salir de ese cubo
en el que tenía atrapada la carne y su sangre,
la constancia pega cachetadas sin disimulo,
la gracia no es desaparecer, es ser contraste,
entre todo lo dejo de volar y se hizo oscuro,
para no perder la sonrisa en ningún desastre.

Salva al niño creativo, que el avanzar sea continuo,
por la transparencia que al cristal nada lo opaque,
que serás reflejo, un espejo que carecerá de individuo,
en ti también se muestra lo ajeno, un eco tan resonante,
liberas lo que otros han de guardarse al olvidar sus frutos.

Ese jugoso sabor de tener conciencia es tan emocionante,
no sólo hay razón, lógica, el simio pensó, también fluyó,
tiene también corazón, amor, dolor, una danza constante
en un escenario hilarante, deprimente, a veces tan crudo,
que no hace mal saltarse el muro y ser un real primate,
aprovechar de rallarle y salir corriendo de este mundo.

Me fundo con el uno que aquí hay que salvarse,
entre el decir y el hacer no hay que perder vinculo
para conectar el final con lo que ha pasado antes,
lo que aun no pasa, es ingenuo, no superfluo,
que aquí el que no hace se muere de hambre,
aprovechar a concho el continuo crepúsculo,
sobrevivir, pensar, hacer, sentir, trabajarse.

Como una fábrica yo también echo humos,
pero a diferencia yo he siempre de amarte.