Arrugas de niño

El Tipógrafo huraño con su sombrero de duende verde,
bailaban y cantaban alegres los rasgos de su arrugada cara,
vociferaba la experiencia que odiando se pierde la mente,
el tiempo, los momentos y quedan sin norte los cardinales,
los sentidos se embriagan, el niño se pierde en ese ente,
el clamor pueril del bienestar mutuo por tantos puñales,
la competencia es inevitable, jamás será amable el mueble,
no sabrá entregar amor aunque el carpintero lo llene de este.

Odiando se pierde el tiempo, se pierde la mente,
Odiando se pierde el tiempo ¿Quién es ese ente?
No olviden el crepitar que debajo está latente,
Son las vociferaciones del tipógrafo, el verde.

Cualquier media agua puede ser una mansión
sí abundan las risas alegres y el calor de la sangre,
no todas las metas tienen que ser tan grandes,
pueden hacer constante la insoportable frustración,
las grandes cosas se hacen con paciencia y amor,
acción por acción, como una relación, calmados,
como la que debes anhelar tener con tu yo interior,
o los sueños serán de cartón, sólo desperdicios,
y los desacera cualquier ventisca o chaparrón.

Se apoderaron de la habitación las carcajadas,
el revolucionario tiene que salir de la cascara,
a pesar de todo no debes ganar la amargada,
debe estar presente el niño feliz en esa cara,
que haga más ruido su pasar que la metralla.

El Tipógrafo huraño con su sombrero de duende verde,
bailaban y cantaban alegres los rasgos de su arrugada cara,
vociferaba la experiencia que odiando se pierde la mente,
el tiempo, los momentos y quedan sin norte los cardinales,
los sentidos se embriagan, el niño se pierde en ese ente,
el clamor pueril del bienestar mutuo por tantos puñales,
la competencia es inevitable, jamás será amable el mueble,
no sabrá entregar amor aunque el carpintero lo llene de este

Odiando se pierde el tiempo, se pierde la mente,
Odiando se pierde el tiempo, ponte más alegre
No olviden el crepitar que debajo está latente,
Son las vociferaciones del tipógrafo, el verde.