La hora exacta

Parece que fue ayer cuando el amor murió
soy piedra en un río que nadie importa ver
soy agua, manantial, que brota de la piel
embebida de montaña, helechos y musgos
amalgamas de mañanas en verde renacer

porque de todo aquel que muere en hora exacta
la vida le redacta documento que le engloba
y en los segundos toda
la vida le realza
los pasos las andanzas
de sus mortales obras

y haciendo apología, digo:

Soy caminos de inconclusos, veredas de pasados
senderos azuzados con pasos de caballos
soy ojos de remansos de luces atardeceres
crespúsculos prismáticos en halos abanicos
entrados a la botella de pasados bonitos…

soy manos artesanas con surcos apelmazados
en sumas de los años en mates coloreados
con venas que se inflan y callos que no secan
burbujas y recetas de tantos pasos dados

y mares remansados y mares turbulentos
y piedras de colores y piedras muy golpeadas
y dunas remontadas y dunas esparcidas
y vientos sosegados que son vientos caricias
y vientos de tormentas cuando el aciago apresta
el altibajo en vida, el sufrimiento y crisis
y el amor que asiste y calma la tormenta

todo ello y la palabra… poesía

finales de caminos que nunca acordados
que no se sabe el año, que no se sabe el día
que nada uno sabia tampoco en el ahora
cuando el reloj nos diga, la exacta, ¡exacta, hora!

Augusto Plasencia