Dime, amigo

Me prometí no llamarte,
ni escribirte ni pensarte.
Aunque esto último no logré,
para qué más molestarte.

Pasa el tiempo y no me dueles,
al menos no como antes.
Ya la herida ha madurado,
ahora duele no llorarte.

Dime a qué huele lo agridulce
y por qué huele a nosotros.

Dime a qué sabe la frustración
y por qué sabe a ti y a tus mentiras.

Dime cómo es la cara del abandono,
y por qué te veo en mi reflejo en el fondo del vaso.