KIA KAHA
poema de Laura Collareda
Sopla suave
un viento de cola ...
tanto que veo
el paisaje bailar
en cámara lenta,
tormenta perfecta
De nubes eternas
viajando a poblar
otras cabezas
(la mía es invencible)
a doblegar
subastadores de almas
Me ha dejado, sí,
deshojada de trajes
disfraces y caretas,
desnuda pero entera
habitada por nuevos brotes
tercas cabezas de hidra
contra las que ya no quiero luchar
embarazada de mi propio huevo
Como el ave Fénix
sencilla y sincera
victoriosa
porque nada
ni nadie me pudo
porque KIA KAHA
vino grabado en mi pecho
como un sello de fábrica
como una mancha de nacimiento
como un tatuaje en el alma.
Ahora puedo vivir.
Final del juego.
Comentarios & Opiniones
Buen punto.
Siempre fuerte, hay mucho por hacer.
Cordial saludo.
Hasta pronto.