Alimentamos al animal para dejar de ser humanos

poema de Dikia

…a sentir
a respirar con los ojos,
a escuchar con la piel,
a saborear el viento,
a oler los recuerdos,
a tocar el alma del mundo.

A vivir con la carne viva del asombro,
a honrar cada instante como si fuera
la primera vez que abrimos los ojos al milagro.

A recordar que el esfuerzo no es castigo,
es alianza con la vida,
es nuestra forma de cantar junto al árbol
que da fruto sin pedir aplausos.

Que el dolor no es enemigo,
es la puerta de la conciencia,
el silencio donde el alma despierta
y recuerda que está viva.

No seremos animales domesticados,
seremos guardianes del fuego,
curiosos eternos,
herederos de una chispa que arde
cuando decimos “gracias”
con todo el cuerpo.

15/04/2025
©Dikia