EN ALGUN RINCÓN

Entre sueños te hallo,
y me encuentro, una vez más, con aquella silueta que me hechiza desde hace años.
El corazón se detiene, tal como ocurría cuando sentía tu aliento cerca,
como si el tiempo se congelara en ese suspiro compartido.

Aquellas miradas entrelazadas gritan el relato de lo que el tiempo ha traído y arrebatado,
las huellas que dejaron su peso a lo largo de los días.

Cuéntame, ¿por qué no fuimos?
¿Por qué los caminos se bifurcaron, llevando nuestras almas por senderos distintos,
y no fuimos ese encuentro eterno, la fusión que el destino había guardado para nosotros?

Es tan vivo el tenerte cerca,
el sentir esa adrenalina corriendo por las venas,
y el riesgo de lanzarse al abismo de lo incierto,
mientras te hablo de cómo el mundo te ha moldeado hoy.

Conocer tu mitad es poco,
y saber que eres imborrable, una huella en mi ser,
es la pureza que me confirma que fuiste real,
por todo lo que agita mi mente al verte caminar en mis sueños,
y en aquel eco que dejaste en una canción.