II

La tarde murió, no por vieja,
sino por tarde.
Maduró una luna redonda,
amarillenta buena...
Se colgó de los postes,
se meció entre álamos,
bajó al estanque, jugó
con los duendes y los grillos,
pero se fue...
Se fue perdiendo entre las nubes negras
desangrándose luego en una llovizna fría,
con aroma a pasto e ilusiones perdidas...