II
poema de Ana María Paz

La tarde murió, no por vieja,
sino por tarde.
Maduró una luna redonda,
amarillenta buena...
Se colgó de los postes,
se meció entre álamos,
bajó al estanque, jugó
con los duendes y los grillos,
pero se fue...
Se fue perdiendo entre las nubes negras
desangrándose luego en una llovizna fría,
con aroma a pasto e ilusiones perdidas...