Carta desde el olvido.

Entre el humo del silencio
se retuerce la noche en el cielo,
las luces se apagan de madrugada
y el frío se mete en mi cuerpo.
La soledad se haya sola
y los callejones vacíos.
El ruido de una tele, de lejos
y el frio, aún en mi cuerpo.
Quizá nunca faltó de nada,
tan sólo el amor y el aprecio.
Tras sentir la desesperanza
de aceptar cuando tu recuerdo
me dió la espalda,
Aprecio cada vez más el frío en el cuerpo.
Mis pájaros siguen cayendo
en el delirio de cada lamento.
Casquillos de bala caen al suelo
y vuelve el humo del silencio.
Y nadie mira, nadie se altera
Al verme aquí tirado con la mirada perdida.
Nadie dice, nadie se asusta,
saben que ya no existo,
que no merece la pena.
Mi cuerpo en mitad del abismo,
mi corazón en tiempos de guerra,
ahora caigo como caen los mosquitos,
y nadie sentirá ninguna pena.
Te escribo desde el olvido
sentado en este escalón,
sigo viendo este mundo, bastante perdido.
No hay belleza en esta realidad,
tan triste el ser humano... .
Como la muerte, gris,
la muerte que siembra el humano.
Entre el humo del silencio
se retuerce la noche en el cielo.
Sentado en este escalón
observo mi cuerpo, sin aliento,
muerto.