Arrítmico Olmo

poema de Alex Roses

¡Marchito brío de anhelos!, que tan solo lloro desemboca,
Olmos que ríos invoca, de marchitas esperanzas,
Pues el torvo del naranjo muerto, de antiquísimos saberes,
De inspiradora índole furtiva, de rápido fugaz partir,
Henchido de memoria con dulce, el sabor de tal fruto.

De aquella severidad de vida, de aquella buen consorte,
Indigno de partir de empírico, nuevos caminares
De lebriles blancos sin mirra, quemados por ideas,
Pues no es más el cilicio que, castiga aquel madero sin
Peras de extasiados vivires, comienzos de esos, de ese
Guijarro del pequeño olmo, que intenta en el cielo con
Caprichosa ansiedad de peras, pues no conoce más bien.

Cúbreme con tu estocado regazo, de esa dulzura creadora,
Cristales de vida, marcan huellas, aquellas que no marchan,
Tal las yedras atrapantes, sin voluntad de parar,
De esa angustia de vida, que aprendió a usar,
Tiñendo la bella rosa, de cautelosos espinales.

Con una planetaria deshoja; Sin ver más allá de ese
Crepúsculo de trémulo nacer; Como madre nueva,
Como labriego cazado, no infieras en saber lo impensado,
Con aperos de vil interés, de pocos incautos que
No queda discurrir del nuevo fin, de la escoria fallida.

Que tanto al olmo carcomía, porque no podía pedir,
De esos dulces presagios de tan bondadosa deleite,
Tan coherente esperanza de peras, como niño de brillo de iris,
Lleno de curioso hojear, aunque nunca el mérito va a dar,
Con empuñadura de fe, de crecer aquel verduzco sabor.

Azotado de caprichos indignos, de pobres desemperezados,
De oro estambre, cautas raíces, que marcan poco el tiempo.
Purpura de encanto pues eres el, aquel no brindado,
Bello y gran araucaria que adorno sin perales,
Solo diseminaba el fruto prohibido, de la idea de poder.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Bellas letras!

Critica: