Venganza eterna

— En fuego eterno arderás.
Dije, y a su vida di fin,
pintado rojo carmín
yacía él en una paz
que no mereció jamás.
Por él mi padre se fue
y por cuánto lo extrañé
hundí su alma, se ahogó
aquel hombre que mató
al hombre que más amé.

Con tanto odio lo miraba
no pensaba en nada más,
un ruido extraño, fugaz,
creciente, pues se acercaba
me hizo huir, todo terminaba.
Dicha crueldad cometida
fue para cerrar la herida
que no me dejaba amar,
un precio justo a purgar:
darle muerte por mi vida.

Varios años ya han pasado
de cumplir mi juramento,
aún el remordimiento
a mi casa no ha llegado
me doy por muy bien pagado.
Es una tarde cualquiera
salvo porque el viento afuera
parece no comprender
que lo tenía que hacer,
mi puerta, hizo que cayera.

Quise ir para reparar
eso que el viento había hecho
pero un estruendo en mi pecho
se alojó sin avisar
para al culpable dejar
pasearse en mi aposento,
y al poder mirarlo atento
vi el rostro de mi enemigo
enfurecido conmigo
disfrutando mi tormento.

Me miraba con rencor
tal como yo a su papá,
la voz no me daba ya
para decir con amor
que entendía su dolor
y mejor que nadie más.
Tarde para querer paz
de rojo carmín teñido,
y me dijo muy dolido:
— En fuego eterno arderás.

Un ruido extraño ahuyentó
a mi feroz asesino,
era mi niño, que vino
para saber qué pasó.
Me vio tirado, lloró,
y yo yacía a su lado
triste al haber provocado
que huyera su risa tierna
pues a esta venganza eterna
ya lo había condenado.

Comentarios & Opiniones

Xio

Triste la venganza, a veces necesaria cuasndo el mal ha sido terrible como en el caso de esta obra, malo cuando hay testigos inocentes que no comprenden, pero que un hecho así los marca para siempre; feliz noche Alexander.

Critica: 

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