Testimonio de un vaso roto

¡Qué día tan maravilloso!
bonito a la par que grandioso.

Lo lindo es fugaz, ¡qué pena!,
mañana de gozo de pronto se frena
porque la niña olvidó guardarme
y en el sofá fue a dejarme,
donde el padre bien agotado
de mí no se había percatado,
me tiró de una sentada al piso
en un parpadeo mi cristal se deshizo.

Un poco mal me sentí, es evidente,
pero el hombre, increíblemente,
pasó del duelo todas las fases
en unos cuantos gritos voraces,
que desenvolvieron en reproche
a sí mismo, con odio y harto boche,
en mí casi asoma el llanto
pues no sabía que me quería tanto.

La señora apareció gritando
improperios de contrabando,
que deshicieron lo que quedó
del ego del hombre que me rompió.
Me defendió feroz la esposa
como si fuera amante más que loza,
como pasó con copa, plato, y taza,
¡cuánto nos aman en esta casa!

Las cosas que contestó el sujeto,
las réplicas de la mujer, soneto
de muerte en cotidiano hablar,
casi me hicieron olvidar
que el día había sido perfecto,
familiar, tierno, lleno de afecto
y de dicha que en un chispazo
quebrada quedó igual que un vaso.

Se culpa la niña inocente,
que acostumbrada a su gente,
sus oídos, con prisa de vándalo,
tapó en protesta al escándalo,
dudaba del hogar y de si era
el crecer una maldad pendenciera,
pues un día del amor devoto
valía menos que un vaso roto.

El día de gozo desapareció
y yo me pregunto... ¿qué diablos pasó?

Comentarios & Opiniones

Km7

Lo lindo es fugaz, ¡qué pena!,
mañana de gozo de pronto se frena. Guau, hermosa linea

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