Antología
...
Fui interrumpido por tu vida tan poca
que mi alma tubo una deshojada sagrada tan necesaria.
Fue tan poca larga tu sombra
que con mis dedos acaricie ya otra mano antes de tu despedida.
No sé si piensas;
tu alma y tu saliva es trágica: duda inmensa mía.
en vano me da pereza escribirte: ópalo disperso
en granos sucios;
tal vez mi corazón requiere más versos
de los que nunca me diste.
Pureza absurda y quieta y desnuda y tan poco simpática.
¿Abriste tu carne tan solo un día para mí?
o quizá tu embrión no daba señal, solo oscuridad
neutral hombre que no tiene un trigo tierno
sino una enfermedad letal en toda la piel
y cuando en el alma retires mi puñal de palabras
te verás sangrar ya retirado de la poesía que nunca merecías.
No sé en qué probeta
pondré ahora tu incienso que me ha fallado tanto;
hay gente contenta por su belleza
y hay gente innecesaria con su belleza.
De ti ni la poesía se ocupa
púrpura corola de salvajes animales feos y anochecidos:
al partir el triste barro se enojó con la faz de la tierra
y ya tu nombre no va en dirección al viento:
se detuvo en seco tu sangre
y ya no corre descalza tu manía de niño.
Ni un nervio heroico de huecos posees
y ni un día más de mi vida está ahí por convidarte.
Poco te recuerdo, ese viaje en Cuenca
poca vida, tan tarde nos conocimos, inundé mis oros en ti
y mis medallas
pero no nació nada de ti. ¡Mueres tan poco
para la mucha vida que te he dado!