Cárcel de amor

poema de Aldhair

¡Vida!
¡Déjame solo, al lado de la muerte!
Reclusa compañera diaria
cual doliente en el diván,
preso y depresivo
harto de un amor que no lo visita.
Lo miro confuso
está tan tranquilo y a la vez
melancólico,
come uñas ansioso y una taza rozando los barrotes de una celda al ritmo de una balada triste que retumba su cabeza.
No la veo
¿dónde estará que no la veo?
Pobre inmundo iluso que espera
a alguien que no llegará.
Esperanzas laten en él
aún en tiempos de crisis existencial.
¿Qué te digo, pues, si este amor te mata?
Amar mata si te ata a quien está
en donde nunca ha estado,
¿y en dónde nunca ha estado?
pues, me dices, compañero;
en tu vida, herido amigo,
antes no estuvo
y ahora que está,
ahí justo donde está,
en el ahora, te duele.

¡Muerte!
¡Déjame solo, al lado de la vida!
Aquí en donde me hallo
un compañero de celda me ha dado motivo para salir.
Cualquiera en mi lugar
no hubiese buscado fuga,
y hoy comprendo cuanto siento por ti,
al esperarte más con cada latido.
Recluso compañero
es ahora la razón en el diván,
quien creías que no vendría
está ahora mirándote con desdén,
y una pregunta que me toca la nostalgia,
¿dónde está que no lo veo?
Y tú, con la melancolía que solo puede
tener quien haya vivido lo que yo, dices:
Escapó para ser feliz, allá…
Allá justo donde tú no estás.

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05/06/2015

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