Ágata

poema de Erasmo

Cuando venías, Ágata,
yo deambulaba sobre faroles dementes,
para trazar el camino delirante
de nuestros vestigios.

Cuando susurrabas en mi nombre,
y me decías:
"Penétrame en la sal
de mis heridas",
y tu sexo divagante
estallaba en el latir de la noche temprana.

Ágata,
cuando blandías el éter,
y consumabas el fuego,
cuando iluminabas el cordel
de un tiempo ido.

Ay,
Ágata,
te recuerdo vívidamente,
porque jamás te ví,
ni te escuché,
porque guardé retazos
de este imposible.

Comentarios & Opiniones

Silvia

Una radiante poesía,renacer siempre.
Saludos cordiales
Beso.

Critica: 
Xio

Sensuales recuerdos sin la real experiencia...Ágata te recuerdo vívidamente, porque jamás te ví, ni te escuché...un placer amigo querido, feliz noche por Argentina

Critica: