La sirena cósmica

poema de Alastor

Una sirena cósmica bramaba desconsolada
a través de la niebla hirsuta del abandono
sollozos encerados en el cierzo centelleante oscuro
música taxidérmica, exigua violando los ecos
sus escamas irisadas se agitaban sin burbujas
voluptuosa virulencia,
entonó petrificada
su canto planetario
angustia gravitatoria
el azar es fino, delicado, impalpable
como la cuerda de piano de un pescador
atravesado por un meteoro de aletas macizas
la gota azul cristalizada de la apariencia
la fortuna ecléctica de un soñador del retiro
los lagos legañosos del deber moribundo
Pajareros ojerosos
quienes mantienen el equilibrio
Un jardín profano
una estatua celeste,
unas amapolas ciegas
aurora insaciable y quebradiza
cada mañana los ojos son de piedra
la mente imantada empalma rúbricas color carne
rosados ensueños caracoleando por la espina dorsal
retrospectivos vaivenes de abdomen y manos en amen
premonitorias danzas de abedules sobre la piel marchita
serenidad
arena sin huellas
lamentos sin viento
con el aroma picado de una pipa nevada
la fragancia sibilina silbando salmos humeantes
ya lejos del coito del alcohol y sus acólitos
la silueta de la soledad solapada
sin distancia
respecto a las estrellas aterrizando en las aguas
presumiblemente
quedas, aminutadas, nodrizas
piel sin piel
espuma erectómana
extraterrenamente el alcance simbólico del amor
rehúye del espejismo al que imploras
cuerpos dobles reticulares renderizados sin pestañas
la energía danzante
el sentido sin la musculatura de la duda
rasos surcos del espacio entre dos labios
mi inferioridad es tu superioridad
pies o gotas de sangre
uñas redentoras
el dolor que no mana y no mora y no ora
triángulos de vértices celosos
a años luz cada uno
de la ignorancia ajena
del resentimiento inexistente
recuerdos paseriformes
empequeñecerse o engrandecerse
redescubrirse o rastrearse eternamente
errar entre risas raídas, inconscientes
todo cae, universo insaciable
todo se resiste, universo deseoso
el cañón fatigoso de un rifle
Dios para unos seres cuyo contacto intimista aniquila
un mundo mortal mortaliza la trascendencia
de los viajes interminables
laberinto de amor inmaterial
petrificado
donde hasta los océanos lloran
un cadáver atado a una fortuna deja de ser un cadáver
erupción impúdica de ambiciones
necrofilia supurando la consciencia del esqueleto inmobiliario
mentes en mentes de dementes mienten al dente
un duende pende de otro duende
oleajes fantasmagóricos
formas de firmas farmacológicas mundanas
terror religioso
sirenas talladas
su cuántico encanto de cilantro
de meada a meada cósmica
tentáculos eléctricos modelo Winchester del 28
poetas cibernéticos
la cirugía estética del amor aterrizando
ventanas invisibles en cualquier rincón
sudor, ojos, tuberías oxidadas, pedregosas lluvias
el desprecio
la piedra eyaculada
la piedra porosa, esmeraldina
derritiéndose como un ser sumergido en sí mismo
entonando su propia variación emponzoñada de amor
cuando olvidándose plenamente
se corona con invisibles manos
picor-picor
salpullidos de amor por todo el cuerpo
Hormigas enfiladas
luciérnagas encandiladas
caparazones rotos como miradas solares
¡Es ella! la sirena desvariada
el empalmado lúcido adulando la luna ondulada del lago
fecundando las aguas oscuras
y no cesan de caer cuerpos desnudos en ellas
y el agua no es agua sino sangre
cuando salpicando la piel mellada
el bosque acallado termina por arder
...mira como huye, la sirena cósmica...